En mi infancia comencé pronto a trabajar. Éramos 6 hermanos y yo era la más pequeña. Cuando empecé a ir a la escuela éramos tantos niños que, a veces, no había suficientes asientos y nos teníamos que sentar en el suelo. Me acuerdo que muchos niños iban descalzos, aunque yo nunca fui descalza. Hice la Primer Comunión con un camisón y unas alpargatas con suela de esparto.
Después, cuando salíamos de la escuela, nos íbamos a las cabras o a preparar leña. No teníamos mucho tiempo para jugar.
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