Entre las muchas canciones que, sguramente, habéis usado en los juegos d ela infancia, Mari nos recuerda esta que se cantaba durante el corro.
Mi abuela tenía un peral
cargado de peras finas
y en la ramuca mas alta
se posó una golondrina.
Por el pico echaba sangre
y por la cola decía:
que tontas son las mujeres
que de los hombres se fían.
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