sábado, 30 de abril de 2022

QUERIDA MARI, de Mari Obeso

 

Te acabas de levantar y te veo sentada en la cocina en una silla de madera. La cocina de leña ya está encendida. Vas a desayunar café con leche y vas a mojar trozos de pan.

Después, te lavas la cara en una palancana de porcelana blanca y te vistes. Una falda de cuadros con un jersey de lana y unas medias hasta las rodillas. Con tu peine de puas te peinas los rizos alborotados.

Sales a la puerta y está lloviendo. Te pones tus albarcas y te diriges al colegio. Hoy no llevas los deberes hechos y la profesora te va a castigar, te pondrá de rodillas delante de su mesa. Ella se lo dirá a tus padres, que, muy enfadados, terminarán pegándote. Y te pondrás a llorar, desolada, porque ellos no han querido contar la verdad. Tu sabes que no hiciste los deberes porque al salir de clase tus padres te mandaban a casa de un tío, que era el dueño de la tienda del pueblo, para hacer todas las labores de su casa y ayudarles con sus hijos. Por eso no te daba tiempo a hacer los deberes.

Creo que en mi infancia he aprendido grandes lecciones.

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