La escuela tenía pupitres, y enfrente estaba la mesa del maestro, era una mesa grande y por eso la llamábamos “la mesona”.
Durante un tiempo tuvimos a un maestro de Pesués, que era más malo...
Jose Luis y yo nos sentábamos juntos. Recuerdo que una vez se le cayó el lápiz. Al agacharse a recogerlo, vio que yo tenía una goma del calcetín fuera, colgando. Eran bastante viejos, y estaban ya muy usados. Él empezó a tirar de la goma del calcetín y no terminaba. Nos empezamos a reír y como el maestro estaba justo enfrente nuestro nos castigó a los dos.
También tuvimos a una maestra de Selores, de Cabuérniga, que se llamaba Pilar. Era del Alzamiento Nacional. Ella se quedaba en una casa del Barrio de “La Caseta”, donde Peto y Lines.
Como una vez no supimos la lección nos castigó a ir un domingo a mediodía allí a decirsela a su casa. Eramos bastantes críos. Ella estaba en un prao, al lado de casa, leyendo un libro, y llevaba pantalones. Como ninguno habíamos visto nunca a una mujer en pantalones, al verla nos empezamos a reír y no hubo forma de que ninguno le dijeramos la lección.
Nos dejó por imposibles...
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