Los “altares vivientes” de Bielva se consideran la celebración del Corpus más interesante de las que se hacen en Cantabria. Siempre hubo mucha devoción por esta fiesta, pero también se celebraba en un pueblo cercano, por lo que se decidió repartir las dos fiestas y a Bielva le toco, con mala suerte, el día del Sagrado Corazón. Otra particularidad de la fiesta es que se celebra el viernes siguiente al Corpus Christi. En ese día toman la Primera Comunión los niños del pueblo.
Esta fiesta, al parecer, se inicia sobre el año 1930, por una vecina del pueblo, Victoriana Viñoles, que había regresado de Cuba. Ella fue la primera que puso un altar de un grupo de niñas vestidas de ángeles, por lo que se cree que está fiesta tenga su origen en Cuba.
La costumbre de su celebración se fue heredando de generación en generación hasta la actualidad,
que lo organizan diferentes familias del pueblo.
Una de las cosas más especiales de este día es que se saca la Custodia del siglo XVIII de la que ya se ha hablado en este blog. Es una de las más importantes que se conservan en Cantabria.
La procesión se desarrolla por diferentes barrios del pueblo. La mayoría de los vecinos se vuelcan en ayudar en lo que pueden.
Después de la misa se sale en procesión con el paso del Sagrado Corazón. Detrás van los niños que reciben su Primera Comunión, y les siguen seis de sus padres llevando las varas del palio bajo el cual el sacerdote porta el Santísimo.
Se detienen en cada altar, el cura explica la escena del altar, reza una oración y acabada esta, los niños de la Primera Comunión arrojan pétalos de flores despidiéndose así de cada escenificación.
Las calles por las que se pasan se decoran con ornamentos vegetales, que sirven como alfombra natural para marcar el camino de altar en altar. Los cohetes y las campanas marcan este día de fiesta en Bielva.
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