jueves, 19 de mayo de 2022

UN RETABLO CON MUCHA HISTORIA, de Ceferino Sánchez

 

La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Bielva guarda en su interior un retablo mayor con relieves que datan del siglo XV.

Durante una de las obras que se hizo en la Iglesia hace ya 50 años, el párroco, don Eduardo, consideró que había que ver en que estado se encontraban las tablas del retablo y llevaron una al taller de restauración del convento de las Clarisas para que lo valorasen. 

Allí estuvo hasta que una vecina de Bielva, que había sido monja, les avisó de que la tabla ya estaba restaurada. 

Surgió una polémica porque se decía que el cura don Manuel podría haberlo vendido al Obispado, y eso supuso que el propio don Manuel convocase a los vecinos a una reunión en la que se hizo un documento que reclamaba la propiedad y que fue firmado por casi todos los vecinos. Incluso fuimos alguna vez los vecinos acompañando a don Manuel a buscarlo, pero ellos decían que era una donación. 

Las otras piezas, el Sagrario y un San Pedro y San Pablo lo llevamos a un carpintero de San Vicente de la Barquera, para que lo arreglase, gastándonos más de 100 000 pesetas que salieron, principalmente, de la donación de Mª Josefa González. Pero ya nos dijeron que el trabajo de esas piezas era mucho más complicado y que ese hombre, aunque era buen artesano, no podía hacer el trabajo que requería esa madera, asi que acabamos negociando los arreglos con las Clarisas de Santillana. 

Los fuimos llevando de uno en uno y ya teníamos tres pagados. Los guardábamos en casa de Feli, pero como se iba a marchar a Estados Unidos los trasladamos a la casa de Matías, con la mala fortuna de que en la parte de abajo había un bar y, no se se sabe muy bien por qué, se incendió. Y estaba yo con una cisterna que llenamos en los bebederos apagandolo cuando me acordé de que las tablas restauradas estaban en la parte de arriba. Intentamos recuperarlas, pero la escalera de subida al piso de arriba estaba ardiendo y no hubo manera. Se quemaron las tres.

Estuvimos mucho tiempo haciendo rifas por las Navidades y mi madre recogía los donativos de la gente para hacer unas nuevas. Se las encargaron a Juanín González al que le dieron unas fotos que había de ellas, y consiguió hacer unas copias exactas a las que había. La única diferencia que podía haber es que eran algo más claras en la madera, porque las otras, las originales, estaban hechas con nogal, y las copias las hizo en madera de castaño. La madera la trajeron de Galicia (costaron más de 50000 pesetas), y las terminaron de pintar como las otras las Clarisas en su Taller de Santillana. Todo eso se hizo con donaciones de la gente. Mi madre era la encargada de recogerlo, y recuerdo que venía gente que estaba cobrando el subsidio y traía sus 1000 pesetas todos los meses. 

Puede estar orgulloso el pueblo de Bielva de haber sido siempre generoso en el esfuerzo por mantener los tesoros de su pasado.

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