No hay nada más vital en la infancia que el juego. Y eso siempre deja huella en nuestro recuerdo. Por presencia y por ausencia también. Hemos dedicado algún rato a intentar recordar cómo y a qué jugaban los niños de Herrerías hace muchos años.
La primera sensación es que los juguetes eran prácticamente unos desconocidos, y los que habían eran de manufactura casera o artesana: algún padre o madre que confeccionaban muñecas, carros, utensilios de cocina para jugar... Y otras veces eran los propios niños los que terminaban reuniendo un montón de trapos y sacos para tener un "balón" al que darle unas patadas o mucha imaginación y cuatro telas para dar vida a un garojo de maiz y convertirlo en una preciosa muñeca. A veces, nos han contado que solo era cuestión de imaginación, y que para jugar a “las casitas” bastaban cuatro piedrecitas, unas hojas y alguna ramita bien elegida para que aparecieran sobre el suelo una vajilla que daba de comer, sobre todo, a la fantasía.
También había juegos colectivos: un juego del pañuelo en un corro de niños sentados en el suelo, un juego con una pelota que se desarrollaba siguiendo el protocolo de una canción que decía “arriba... abajo... y a la vuelta el tajo”, el escondite, las eternas canicas, el juego de la comba con una ramita larga de bimbria... Había uno que recuerdan especialmente que era como un escondite en grupos, en dos equipos; unos se marchaban a esconderse y cuando ya se creían a salvo coreaban “Tres navíos en el mar...” a lo que el grupo perseguidor contestaba “otros tres en busca van”, y esa era la señal de su partida a la búsqueda. Las carreras de niños por todas las calles del pueblo debía resultar un espectáculo que ya pocas veces puede verse.
Ya hemos visto que en aquellos tiempos todo podía servir como elemento de disfrute. Parece ser que en Cades, se aprovechaba “la riega” que cruzaba la plaza como elemento “fronterizo” para determinados juegos, ya fueran con o sin pelota. Le llamaban... “jugar a la raya”.
Uno de los recuerdos que mantienen en los tres pueblos de nuestros participantes era la aparición de la televisión como parte del ocio. Generalmente, el presupuesto no daba para tener ese aparato en casa y solía estar en los bares o los locales donde se reunían. Algunos acudían a ver series o películas (alguien recordaba a Ironside y Bonanza) y otros solo iban cuando se congregaban para asistir a alguno de los eventos y retransmisiones especiales: Eurovisión, alguna corrida de toros, los partidos de la selección española de fútbol... El aparato de televisión (siempre se veía la imagen con nieve, comentaban) se encontraba en un espacio cerrado, independiente del resto del local, y allí solo se accedía previo pago de 1 peseta... televisión de pago, ¡cómo ahora !
Han participado en esta recopilación
Marta, Puri, Eva, Tere, Fidela, Mari, Meli, Mercedes, Luisa, Marga, Lola, Ana, Nucu, Rosa, Encarna, Isabel, Yolanda...
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