martes, 7 de junio de 2022

ENTREVISTA A FERNANDO LAIGLESIA HIGUERA, por Isabel López

 

Fernando Laiglesia Higuera, nació en Santander en el 1948.

Su vida transcurrió entre el colegio de los Sagrados Corazones, los jesuitas de León, San Ignacio y la Universidad de Oviedo.

En el año 1974 por invitación de nuestro párroco comenzó a venir a Bielva en Semana Santa y otras fiestas de interés para ayudar y participar en los oficios eucarístico.

Fue tanto el cariño que recibió de lo vecinos que decidió cantar su primera misa en nuestra parroquia.

Más tarde comenzó a hacer campos de trabajo, primero con chicos de Valladolid y últimamente con chicos de Burgos.


Fernando, ¿ por qué razón le gustaba tanto venir a Bielva con sus alumnos?

Fue tanto el cariño que a mi me dieron que no dudé ni un momento en pensar que era el mejor lugar para que ellos se sintieran tan bien como yo.


En esos años fueron bien acogidos?

Como digo anteriormente, la gente nos acogió con mucho cariño, y todo fueron facilidades para poder desarrollar nuestro proyecto. Los chicos me decían que los vecinos le daban mucho a cambio de nada; para ellos fue una elección de vida muy importante.


Algún momento de los que pasó en Bielva que no olvidará?

Todos, todos fueron muy buenos, los chicos vivieron otra forma de vida que para ellos era desconocida, se quedaron con muy buenos recuerdos.


Repetiría la experiencia con los jóvenes de hoy en día?

¡Si! Por supuesto que sí, hoy los jóvenes están muy conectados a las nuevas tecnologías, pero tenemos una juventud muy sana y con muchos valores, solo hablan de lo malo, pero predomina más la juventud sana y muy bien preparada. Pondría yo mis normas claro, y se tendrían que adaptar a mi forma de ver el día a día, pero sí que repetiría.

 

Cambiaria algún momento de aquellos aquellos años?

No, ninguno. Los chicos tenían momentos de discusiones y algún que otro tropiezo, pero llegaba la noche, nos reuníamos, hablábamos y todo se solucionaba. 

 

Cuando los vecinos fueron quitando ganado y no tenían tanto trabajo... ¿a qué los dedicó?

Daban clases a los niños, y por mediación de las monjas de Puentenansa nos fuimos a la Lastra, y alli picaron toda la fachada de la Iglesia. Fueron unos años para no olvidar siempre fuimos muy queridos. A día de hoy, los chicos (ya mayorcitos, y algunos papás o mamás) lo siguen recordando como una buena experiencia, muy agradecidos por todo lo que vivieron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario