Hay algunos ejercicios en el taller que
nos sirven para estimular la memoria, y es imposible pasarlo a texto
todo, pero serviré de “escribiente” para esas cosas que
considere que pueden tener su valor en el patrimonio de Herrerías.
Una de las propuestas de hace unos días
en el Taller era que rastrearan entre su recuerdos alguno de aquellos
platos que alimentaron nuestro placeres y nuestros malos tragos.
Uno de los recuerdos más recurrentes
es el de la JAREPAS o PULIENTAS, una sopa o papilla que se hacía con
harina de maíz (algunos le echaban un poquitito de harina de trigo)
y leche, y que se remataba con un poquito de azúcar.
Los TORTOS o tortas y el BORONO también
ocupan una parte de esa memoria, pero es de las cosas que se ha ido
recuperando y permanecen cercanas en la actualidad.
Nos parecía preciosa la imagen que
compartía una de las participantes en al que nos contaba que lo más
rico que comía de niña se encontraba en la tartera que llevaba su
padre al campo y que compartía con ella: patatas, huevos fritos,
torreznos... También ha sido un descubrimiento saber que este menú
ha formado parte de muchas celebraciones, hasta en las cenas más
señaladas como la Navidad o la Nochevieja, los HUEVOS CON PATATAShan sido siempre un manjar.
La leche, lógicamente, es protagonista
en unos cuantos de estos recuerdos gastronómicos. Tal vez el más
general es la rica NATA, ya sea antes o después de cocerla, con
“azuquita” en un plato o una taza o a cucharadas, directamente de
la cántara. También quien recuerda que se cocían en leche
BUÑUELOS, y otro curioso recuerdo nos sorprende con la costumbre de
mojar en la leche unas ricas MANZANAS ASADAS.
Al parecer, la golosina casera más
socorrida era verter azúcar sobre la plancha de la económica hasta
transfromarse en CARAMELO.
A veces tanto dlce suponía sus consecuencias y ha sido todo un descubrimiento el recuerdo claro y unánime que tenían alguno de los talleristas sobre el sanor desagradable de aquel jarabe que tenían que tomar en su infancia para los problemas de lombrices, el temible LOMBRIPU, al que hemos intentado seguir la pista sin éxito.
Otra de las sorpresas que nos ha deparado la charla ha sido saber que en los momentos complicados para subsisitir se recurrió al consumo de especies que podríamos llamar, hoy en día, como exóticas: como son EL GATO y EL ERIZO. Éste último se dejaba oreando unos días para reducir el fuerte sabor de su carne, y sí, efectivamente, lo más complicado era el trabajo de quitarle su protección natural.
Algunas nos recuerdan la condición
indiscutible de los viernes de vigilia, y que en muchos casos se
arrastraba a todos los viernes del año, en el que el menú de
ALUBIAS y TORTILLA DE PATATA estaba asegurado. Las alubias, en todas
sus variantes, eran un plato muy recurrido, a diario en algunas
casas, y también parece ser que era habitual los GUISOS DE PATATA en
las cenas.
Otra de las delicias que han dejado su
huella en la memoria de esta zona y que, al parecer, sigue
apareciendo en algunas casas, es el de los COSCORONES, esos magros
que quedaban tras fundirse las grasas del cerdo. La parte líquida
obtenida era la manteca con la que se conservaban otros productos
(chorizos, morcillas...) y los propios coscorones se comían tal y
como salían o podían ser luego parte de otras recetas: tenemos en
preparación la receta de las GALLETAS DE COSCORONES. Próximamente...
Han participado en esta recopilación
Marta, Puri, Eva, Tere, Fidela, Mari, Meli, Mercedes, Luisa, Marga, Lola, Ana, Nucu, Encarna, Isabel, Yolanda...